Dios, dijo en su pensamiento
de socio- existencialista:
Como soy un buen artista
pintaré mi sentimiento.
Juntaré el sol con el viento,
las estrellas por doquier,
así pueda merecer
en mi ser, la admiración...
Tendrá ella mi corazón
y la llamaré, ¡Mujer!
Me vi envuelto en la exquisita magia de la poesía y creí que el mundo -o lo que queda de él- debía enterarse de los pasos que recorren mi sentimiento.
24 de agosto de 2011
23 de agosto de 2011
NO ME GUSTA USAR CONDÓN
No me gusta usar condón
En un sueño irreverente
mi pene, envuelto en primicia
me dice: seré noticia
para la insensible gente.
Dirán que soy imprudente,
que no tengo condición,
que falto de nutrición
ando flaco y decaído,
que si quiero ser jodido,
¡no me gusta usar condón!
----------------------------------
Que vivo a falta de luz
y me tienen arropado
que cuando estoy constipado
me rezan ante una cruz.
Que si el gato "Michifuz"
quiere jugar al ratón,
soy chupete de limón
con un sabor exquisito;
y cuando estoy"paradito"
no me gusta usar condón.
....................................
Que soy un cíclope hermoso
que arremeto sin paciencia,
que sobrevivo a la ciencia
en un jardín muy frondoso.
Que me muestro sigiloso
si el peligro está en la acción,
lloro de satisfacción
si estuvo fresco el marisco,
y aunque me duela el mordisco
no me gusta usar condón.
.....................................
Que el abrigo que me cubre
es de flexible pellejo,
que cuando, ya llego a viejo,
nunca me muestro salubre.
Que cuando presiono "la ubre"
haciendo dulce fricción,
busco mejor posición
para seguir el camino,
y si el éxtasis , me vino,
no me gusta usar condón.
En un sueño irreverente
mi pene, envuelto en primicia
me dice: seré noticia
para la insensible gente.
Dirán que soy imprudente,
que no tengo condición,
que falto de nutrición
ando flaco y decaído,
que si quiero ser jodido,
¡no me gusta usar condón!
----------------------------------
Que vivo a falta de luz
y me tienen arropado
que cuando estoy constipado
me rezan ante una cruz.
Que si el gato "Michifuz"
quiere jugar al ratón,
soy chupete de limón
con un sabor exquisito;
y cuando estoy"paradito"
no me gusta usar condón.
....................................
Que soy un cíclope hermoso
que arremeto sin paciencia,
que sobrevivo a la ciencia
en un jardín muy frondoso.
Que me muestro sigiloso
si el peligro está en la acción,
lloro de satisfacción
si estuvo fresco el marisco,
y aunque me duela el mordisco
no me gusta usar condón.
.....................................
Que el abrigo que me cubre
es de flexible pellejo,
que cuando, ya llego a viejo,
nunca me muestro salubre.
Que cuando presiono "la ubre"
haciendo dulce fricción,
busco mejor posición
para seguir el camino,
y si el éxtasis , me vino,
no me gusta usar condón.
HABLARÉ DE LA DÉCIMA LAMBAYECANA
Hablaré de la Décima Lambayecana, como lo siento:
Don Nicomedes Santacruz (poeta peruano), dijo: “Cómo has cambiado pelona, cisco de carbonería…” Y yo sentado aquí este día, pienso que tuvo mucha razón.
Hoy, que puedo hablar sobre la décima espinela, no sé qué decir. Creo que el entusiasmo albergado en mi sentir, es tal, que mi alma desea componer una estrofa en este momento, dándole gracias a todo este público presente, que nos acompaña esta noche friolenta de Agosto, donde las estrellas tiritan de frío. ¿Qué decir de la décima espinela? ¿Diez versos octosílabos, con punto en la cuarteta y coma en el octavo verso, dándole un final coherente…? Ya, algunas personas lo saben, y quienes lo ignoran no saben de la espiritualidad que se siente al componer ésta forma poética, que hoy nos acompaña, y hasta se podría decir, forma parte de nuestro sentir criollo.
Yo digo y siempre lo diré:
Señores, no soy Peruano…
Soy “peruanazo”, señores.
Soy de la selva y sus flores
soy costeño, y soy serrano.
En la palma de mi mano
llevo la hermosa cultura,
que ha calcado su figura
con versos en estandarte,
por eso vivirá mi arte
con buena Literatura.
El verso se hace ameno, hablando de la décima, con las diferentes expresiones de aquellos cultores que vienen trabajando día a día porque no opaque su brillo. Es cierto que se ha vuelto costumbrista, y que se ha hecho un modo tradicional de expresar las circunstancias de la vida en este mundo de sentimientos superfluos y llenos, dicho en el buen sentido de la palabra, de sobras. ¿Quién no conoce a Don Hildebrando Briones, a Miguel Reynoso, a Raúl Ramírez Soto, a Iván Santamaría, y al maestro Parraguez? Díganme si de aquellos hombres no se siente el respeto por la décima Lambayecana… y de Manuel Mundaca, Miguel Paz Síme, que son jóvenes como yo… si es que aún lo soy, con mis treinta años. ¡Por favor! La décima va cogiendo un espacio en el mundo que se admira y se respeta. ¿Difícil es componer una? Ya recuerdo ese día que quise escribir mi primera décima espinela, sentado en un escritorio viejo, en casa de mis abuelos, -y no digo qué en casa de mis abuelos (que son mis padres) sea todo viejo-. Por favor, no lo tomen de manera figurativa. Sepan ustedes que me pasé dos horas buscando la manera (calculando ángulos, medidas, espacios cúbicos). ¡Mentira! Sí es cierto que me ocupó la cuarta parte del cerebro para hacerlo, ¡mentira! Sigo con los cálculos mentirosos. La primera décima la recuerdo porque me dio mucho trabajo hacerla, pero como quien dice “el que la sigue la consigue”. Y así, es que empecé en este camino, que poco a poco me hizo su constructor (ahora pensarán que les hablaré de construcción, pero no pretendo decir que un verso era un ladrillo, y el punto y la coma, el cemento). ¿Cómo explicarles el sentimiento que me invade cada vez que hablo de algún tema específico y sensitivo de la vida? No se puede explicar con unas simples palabras lo que es el universo de la décima espinela, ni el sentir de quien la cultiva. De aquellos momentos nacieron las décimas que se impregnaron en Hechos y Dichos Lambayecanos, sin palabras escondidas, sin emociones reprimidas, como un buen norteño que soy, Y no piensen que en mi camino no se hará décimas abarcadas con poesía llena de expresiones delirantes, porque ese soy yo. Amo la bohemia y los buenos tiempos que nos da la vida. Aprecio su presencia y felicito su cordialidad al recibir estas palabras.
CARLOS TÁVARA RAMÍREZ
CHICLAYO- PERÚ
Don Nicomedes Santacruz (poeta peruano), dijo: “Cómo has cambiado pelona, cisco de carbonería…” Y yo sentado aquí este día, pienso que tuvo mucha razón.
Hoy, que puedo hablar sobre la décima espinela, no sé qué decir. Creo que el entusiasmo albergado en mi sentir, es tal, que mi alma desea componer una estrofa en este momento, dándole gracias a todo este público presente, que nos acompaña esta noche friolenta de Agosto, donde las estrellas tiritan de frío. ¿Qué decir de la décima espinela? ¿Diez versos octosílabos, con punto en la cuarteta y coma en el octavo verso, dándole un final coherente…? Ya, algunas personas lo saben, y quienes lo ignoran no saben de la espiritualidad que se siente al componer ésta forma poética, que hoy nos acompaña, y hasta se podría decir, forma parte de nuestro sentir criollo.
Yo digo y siempre lo diré:
Señores, no soy Peruano…
Soy “peruanazo”, señores.
Soy de la selva y sus flores
soy costeño, y soy serrano.
En la palma de mi mano
llevo la hermosa cultura,
que ha calcado su figura
con versos en estandarte,
por eso vivirá mi arte
con buena Literatura.
El verso se hace ameno, hablando de la décima, con las diferentes expresiones de aquellos cultores que vienen trabajando día a día porque no opaque su brillo. Es cierto que se ha vuelto costumbrista, y que se ha hecho un modo tradicional de expresar las circunstancias de la vida en este mundo de sentimientos superfluos y llenos, dicho en el buen sentido de la palabra, de sobras. ¿Quién no conoce a Don Hildebrando Briones, a Miguel Reynoso, a Raúl Ramírez Soto, a Iván Santamaría, y al maestro Parraguez? Díganme si de aquellos hombres no se siente el respeto por la décima Lambayecana… y de Manuel Mundaca, Miguel Paz Síme, que son jóvenes como yo… si es que aún lo soy, con mis treinta años. ¡Por favor! La décima va cogiendo un espacio en el mundo que se admira y se respeta. ¿Difícil es componer una? Ya recuerdo ese día que quise escribir mi primera décima espinela, sentado en un escritorio viejo, en casa de mis abuelos, -y no digo qué en casa de mis abuelos (que son mis padres) sea todo viejo-. Por favor, no lo tomen de manera figurativa. Sepan ustedes que me pasé dos horas buscando la manera (calculando ángulos, medidas, espacios cúbicos). ¡Mentira! Sí es cierto que me ocupó la cuarta parte del cerebro para hacerlo, ¡mentira! Sigo con los cálculos mentirosos. La primera décima la recuerdo porque me dio mucho trabajo hacerla, pero como quien dice “el que la sigue la consigue”. Y así, es que empecé en este camino, que poco a poco me hizo su constructor (ahora pensarán que les hablaré de construcción, pero no pretendo decir que un verso era un ladrillo, y el punto y la coma, el cemento). ¿Cómo explicarles el sentimiento que me invade cada vez que hablo de algún tema específico y sensitivo de la vida? No se puede explicar con unas simples palabras lo que es el universo de la décima espinela, ni el sentir de quien la cultiva. De aquellos momentos nacieron las décimas que se impregnaron en Hechos y Dichos Lambayecanos, sin palabras escondidas, sin emociones reprimidas, como un buen norteño que soy, Y no piensen que en mi camino no se hará décimas abarcadas con poesía llena de expresiones delirantes, porque ese soy yo. Amo la bohemia y los buenos tiempos que nos da la vida. Aprecio su presencia y felicito su cordialidad al recibir estas palabras.
CARLOS TÁVARA RAMÍREZ
CHICLAYO- PERÚ
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